Es bueno llorar de vez en cuando, sólo así la tristeza puede cambiar de color, volverse transparente y dejar de lado las ropas negras que ha vestido toda su existencia. Es bueno llorar de vez en cuando, para que los malos recuerdos empaquen maletas y se rompan la vida al caer al suelo en forma de lágrimas. Es bueno llorar de vez en cuando, para que la frustración y los miedos, salgan despavoridos por la ventana de los ojos. Es bueno llorar de vez en cuando, para después levantarse y secarse las mejillas inundadas de sal y agua, de restos mortales de sueños rotos, de fantasías oxidadas e inalcanzables. Al fin y al cabo, llorar es un acto de valentía que riega el alma y permite el retoño de coloridos amaneceres.
“Y la poesía es eso que nos asombra y nos nombra, que nos taladra las sienes como un balazo.” Raúl Gómez Jattin