Me
dejo la vida y la cordura en estas líneas
las
posibilidades de que lleguen a ti son nulas,
sin
embargo mis manos y mi mente me suplican que te escriba…
Y
es que en medio de la solitud y la locura
irrumpen
los mejores y más sinceros pensamientos…
Quisiera
sonreírte y abrazarte y regalarte mis ojos,
entregarme
intacta a tus órdenes,
pero
algo me lo impide:
estoy
perdida dentro de mí misma,
estoy
nadando en el fondo de mi cobardía
intenté
con todas mis fuerzas quedarme a tu lado,
pero
mis demonios ganaron la batalla,
por
eso hasta el día de hoy soy un guiñapo de lamentos, de grises soledades.
La
dulce flecha de tu recuerdo
de
vez en cuando me atraviesa
arrojándome
enseguida a un mundo de inimaginables delicias,
y
de vez en cuando también,
cabalgo
en medio de las noches que compartimos
y
el aire inmediatamente se hace más ligero,
y
te respiro así como solías ser.
Cuando
tengo frío,
tomo
aquel abrigo negro que usabas,
todavía
tiene el sello de tu olor
agarrado
fuertemente a sus fibras.
El
reloj azul, colgado en la repisa que está al fondo de mi habitación,
se
rompió el día en que me alejé de tu lado,
mi
televisión se apagó,
la
computadora no enciende,
el
relámpago causado por tu ausencia dañó todo a mi alrededor,
y
me dañó a mí, me quemó, me sepultó en vida,
dejó
a mi corazón parapléjico, desahuciado.
Nuestra
cama, las sábanas, y las almohadas están en huelga,
las
escucho en la noche reclamando tu cuerpo,
rogando
por un poquito de tu saliva, por uno solo de tus cabellos,
lloran
desconsoladas porque en lugar de tu calor
sólo
sienten un frío desgraciado, despiadado, inclemente…
ellas
y yo te extrañamos amargamente, a mares, a océanos enteros.
Las
rosas violetas del jardín
echan
de menos el sonido tus carcajadas mañaneras,
ya
les falta poquito para marchitarse de profunda desesperación,
ellas
y yo extrañamos sentir el inconfundible e inequívoco aroma
de
tus palabras de afecto.
El
apocalipsis se adueñó de aquel que solía ser nuestro hogar,
todo
allí está plagado de oscuridad,
todo
allí exige tu presencia,
mis
manías te necesitan,
mis
miedos quieren que vengas tú
a
hacerlos apagarse,
mis
penas ansían cobijarse a la sombra de tus caricias.
Me
dejo la vida y la cordura en estas líneas…
Y
me tiene sin cuidado…
Te
pido que vuelvas
que
tengas piedad de mí,
que
sepas perdonarme…
Tu
mirada es la única que me entiende,
es
la única capaz de leerme, de desnudarme
para
luego darme un caos reparador,
ven,
ven y no te vayas nunca,
eres
lo único que necesito,
lo
único que me completa,
lo
único que verdaderamente espero,
enséñame
a hacerte feliz,
guíame
para no soltar tu mano jamás…
Me
dejo la vida y la cordura en estas líneas…
Me
dejo la vida y la cordura en ti.
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